martes, 21 de junio de 2011

Análisis del poema Cuerpo Enamorado de Eielson bajo las categorías retóricas de Pierre Fontanier.

Por José del Águila

Cuerpo Enamorado 
(Eielson)

Miro mi sexo con ternura
Toco la punta de mi cuerpo enamorado
Y no soy yo que veo sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el remanso y ríe
Amo el espejo en que contemplo
Mi espesa barba y mi tristeza
Mis pantalones grises y la lluvia
Miro mi sexo con ternura
Mi glande puro y mis testículos
Repletos de amargura
Y no soy yo que sufre sino el otro
El mismo mono milenario
Que se refleja en el espejo y llora



Análisis del poema Cuerpo Enamorado de Eielson bajo las categorías retóricas de Pierre Fontanier.

¿Cuál es el fin persuasivo de un poema? ¿Cómo podemos entender la retórica de un texto poético? ¿En todo caso para qué nos puede servir? Preguntas como éstas, nos llevan a explicar, brevemente, las diferentes formas que la retórica tiene para entender el fin persuasivo de un discurso. Así, la clásica retórica aristotélica se centraba en el uso de un conjunto de normas (inventio, dispositio, elocutio, memoria y actio) que debían ser empleados por el orador para materializar la persuasión, ya sea judicial, deliberativa o demostrativa, por ello, el nombre de retórica preceptiva (conjunto de preceptos). Sin embargo, a inicios del siglo XIX se pusieron en cuestionamiento dichos principios, para dar paso a una retórica que formaría parte de la teoría de la literatura. Una retórica que buscaba, principalmente, el análisis de los elementos internos del texto, esto es, el estudio de los aspectos estilísticos del texto en relación con la ideología del mismo. Esta retórica no preceptiva se clasifica en tres: restringida, argumentativa y general textual. Fontanier se centra en la primera, su fin es hacer una descripción muy detallada de las figuras literarias (reducción de la elocutio).

Se dice que el poeta cura con la palabra. Aquí radica el carácter persuasivo del poema, un discurso arriesgado que puede llegar a conmover el ethos de un anónimo y diacrónico receptor

Fontanier, utiliza los conceptos de significación y sentido de la palabra para el análisis de su retórica restringida, esto es la significación como el análisis de la palabra en sí misma, en donde no se considera el binomio emisor – receptor, y el concepto de sentido en donde prima el efecto en el espíritu y la relación intersubjetiva. Dentro del concepto del sentido encontramos tres formas: el sentido objetivo de la proposición (clasificación morfosintáctica), el sentido “literal” (acepción semántica) y el sentido espiritual (acepción pragmática). Específicamente el sentido literal se divide en sentido primitivo (natural) y sentido tropológico, el cual a su vez se divide en expresivo (cuando los tropos se encuentran internalizados en el lenguaje cotidiano) y figurado (tropos propiamente dichos).

Es este sentido literal – tropológico – figurado, el que nos va a permitir el análisis de las figuras literarias, las mismas que van a clasificarse en  figuras de significación como la metáfora (que puede ser de nombre, adjetivo, participio, verbo y adverbio), la metonimia y la sinécdoque; expresión (alegoría, personificación, hipérbole); dicción (apócope metátesis); construcción (hipérbaton, elipsis, pleonasmo); elocución (aliteración, epíteto); estilo (antítesis, perífrasis) y de pensamiento (etopeya, prosopografía, retrato).

En cuerpo enamorado, según la taxonomía de Fontanier encontramos en primer lugar figuras de significación como la sinécdoque (designar un objeto por alguna de sus partes) cuando al referirse a la punta del cuerpo enamorado, no necesariamente se refiere al elemento fálico que contiene al cuerpo en su totalidad, sino al epítome del goce que conlleva dicha categoría. Así también, la metáfora (utilizar una palabra con el significado de otra) está presente en “el mismo mono milenario” (metáfora de nombre), donde mono suplanta al hombre, pero específicamente se refiere a aquel yo-otro que se escinde del yo original. Asimismo, cuando se contiene el significado de remanso como el espejo en el cual el cuerpo enamorado se contempla, y asimismo, cuando se refiere a los testículos llenos de amargura, se hace referencia al semen que se encuentra acumulado (repleto) en los testículos del cuerpo enamorado.

Por otra parte, como figuras de expresión tenemos la prosopopeya (otorgar cualidades humanas a alguien que no lo es) cuando se señala “el mismo mono milenario/ que se refleja en el remanso y ríe”. Mono que al final termina llorando, lo cual nos advierte la división del poema en dos tiempos, uno basado en la contemplación del cuerpo enamorado (mono milenario) que frente a su reflejo (su yo-otro) ríe, para luego verse impotente al descubrir que su pureza le genera una angustia que lo único que le genera es el llanto.

            No se aprecian figuras de dicción.

Como figuras de construcción, tenemos la elipsis (supresión de términos) cuando se omite el pronombre “yo” en “miro mi sexo con ternura”.

Asimismo, como figura de elocución es claro que podemos encontrar la aliteración (repetición de fonemas) cuando el poeta nos dice “el mismo mono milenario” (fonema m) y en “que se refleja en el remanso y rie” (r)  

Finalmente, encontramos figuras de pensamiento como el retrato (etopeya y prosopografía) cuando se describe “mi espesa barba y mi tristeza y mis pantalones grises”

Cuerpo enamorado es un poema que nos permite reflexionar sobre el tema del amor y la eroticidad, y cómo estos elementos se conjugan con el enamoramiento, conducta que tiende en occidente a asociarse más con la tristeza y el desgarramiento del yo. Sin embargo, en este caso, el yo poético no se encuentra necesariamente relacionado con un yo-tu bubberiano (relaciones entre el hombre y el mundo, describiéndolas como abiertas y de mutuo diálogo), sino, considero que el texto nos remite a un yo en relación con su yo-otro (íntimo – subjetivo), es decir aquella dualidad que nos construye y que nos permita, a través de un constante diálogo, encontrar la trascendencia en el más bello de los rituales poéticos: el amor.

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