martes, 21 de junio de 2011

ATRÁS QUEDÓ DALÍ Y SUS FLORES YA NO TUVIERON MÁS IDIOMA QUE EL MAR / José del Águila


Ahora que sueñas con Gala,
la edipiana estrella de mar,
ya no me espanta tu canto
de cítara azul homicida.

azul como el sueño del guayabo
y esas noches con Cranach, el Viejo,
depositando sus monedas de Creta
en una trompeta muda
al compás de un diapasón herido.

Ojo de Escocia,
culo de cuatro nalgas

Atrás quedó Dalí y sus flores
ya podrán resucitar a mi padre

365 DIAS/ José del Águila


365 días buscándote con un sextante en Londres/
Jartum/ Nebraska/ Asunción/ Dacca/ Mercurio/
Azul/ miércoles/ 2 p.m/ Hotel Capricornio/
Risas/ 24 años/ besos salobres/
Besos de Copérnico.

DIA DEL PADRE /José del Águila

Mi padre afilaba las piedras
con las manos llenas de esperanza/
golpeaba sus pulmones
con una canción de solitario fuego/
golpeaba a sus hijos
con el crepitar
de un amanecer perdido en su gloria.

¡Oh Padre!

Cómo olvidar
mi juventud encendida
con tus cánticos de tierno fuego
sin escuchar la sombra de tus silencios
                                                           POETA

¡Oh Padre!

Eres la semilla que alimenta
mi ceniza dolorosamente desnuda
eres la perfecta danza del guerrero
cuál pájaro que aún recuerda
su cándido vuelo
de abril.

ORACIÓN PARA LA MONJA ALEMANA /José del Águila

Ha muerto la monja alemana
en su sordera de esperanto
ha muerto de pie
y su nuca roja
ya no es el tálamo
de aquel lecho materno.

H muerto en un río sin pirañas
sin Américas que ríen
sin canciones de Andrómeda.

Ha muerto la monja alemana
en Lima/
donde las calles están llenas
de estiércol bajo el sol

Lima
la ciudad donde las monjas
han perdido la liturgia sucedánea
de tus besos.

Ha muerto la monja alemana
con un feto dentro del vientre.

Ha muerto hoy
y de pie
junto a las flores
            de mi sepulcro materno.

LA GRACIA DE LAS BALLENAS EMULA UNA CANCION DE JEZABEL / José del Águila

                                               
Amantes asesinados por una perdiz
Federico García Lorca


La gracia de las ballenas emula una canción de Jezabel
en el sótano de esta catedral/
en este burdel
en esta cárcel de gordas
en esta casa con su tos de parroquia.

Esta noche,
cuán débil es la música de mi tierra
cuán débil es mi piel de salamandra coja
cuán débil es mi cicatriz en la piedra.

Deseo alejarme
deseo perderme
deseo cantarle a la luna
sobre la piel desnuda del cadavérico amante

En esta casa sin su pálida costilla
que muere,
que yace ochentitres veces desnuda/
ya nadie ora
ya nadie come la dulce carne del jabalí

¡Ay!
Cadavéricos amantes
aún os veo con mi tercer ojo de Escocia
aún observo la caverna azul de las diosas
donde los besos mortecinos
saben a frescas llagas
que la luz apenas cobija

Observo tu belleza y
avizoro dos enormes agujeros
donde los hongos sin memoria
se maldicen en húngaro
al compás del llanto de una guitarra vieja.

¡Dios mío!
querer ahora comer de tu mano
querer ahora fornicar a las monjas con piel de pescado
querer bailar y cantar alabanzas frente a tu sepulcro
                                                          
¡Oh Padre!

¿En qué isla enterraré la cabeza del tapir?

SOLO DE COSTADO REGRESARÉ / Domingo de Ramos



Solo de costado regresaré
Como lagartija
De costado como un caballo
de costado como un muerto regresaré
a ti oh dolce vita
Valdría la pena después de estar arrugado
En forma que el calor lo descascare a uno
Como una tuna negra y además
De darle al perro
Una silueta que no tiene?
Cómo se hace entonces el retorno
Cómo se hace eso de
Estar difunto
Sin serlo
Sin nombre de costado
Como una lagartija
Siguiendo a distancia
Un naufragio un grupo de siluetas inciertas
Tan delgadas como una lagartija
Como un aborto?
Es allí donde me cobijo
En esa salvaje trinidad de la sombra
Allí
están mis amigos
Los que tocan corneta
Lo que beben sin aspavientos
Comeré de su propia mierda?
Ultimaré la cena de los judas?
Burlaré mi propio sistema nervioso?
Tocare el blindaje de tu canto?
Sinuoso en el culo del mundo
Como un pulpo me arrojaré a tus oquedades
Tanteando lo poco sensible de tus órganos?
Y es que ando de brujo ando de males ando de ti
Encumbrado pérfido en tu bosque oscuro
Como ciervo de cachos relucientes
Mordiendo tus ramas tus copas
Oh el perfecto culito de mi muchacha
Otoñará como un higo?
Su nombre se estría en mi muslo
Como si fuera una amenaza
Un arrasamiento de pieles
Una advertencia bien armada
Un tris tras en mi mente
Oh ese es mi gruñido
Esa es mi muerte
Ella sabe que no estoy para esos devaneos
para esos alargues para esos eclipses
Qué quiere sostener ?
La errancia de su cuerpo
El angosay de sus orejas
La miseria nos traga
Los ojillos chinos
Me describen el fin
Derribadas las escenas del duelo
Derribadas las escenas del miedo
Derribadas las extrañas caléndulas de las momias
Derribadas el muro de tus sostenes
Anclo como un corsario siniestro y negro
En ti aunque esputado
De esta muerte de esta vida en
Tambores de aniquilamientos en desfiles caóticos
Sellando la poca luz que de ti tengo
Cómo sabría decir que estamos de día
Sodomizando a la noche viendo
Angeles desfilando de costado como lagartijas
Como esas hijas de sonrisas egipcias
Que se estrechan en el verano?
Poison de los otoños
Viejas quemaduras ágilmente aglomeradas
En el río-macho de mis ojos
Mi hueco retrato en tu pecho
El huaco retrato de mi país
Te podré amar a pesar de mi ausencia?
Lo que se es que nada es cierto
Lo que me das es falso
No dura
N-a-d-a
flameo y flameo tus retazos
Oh Diana el tiempo ya no me favorece
estoy buscando lo que no me diste
lo que perdí de costado como una lagartija
me lleno de matanzas de ser padre o madre
de tener o no tener de buscar o no buscar
un perdón sibilante una arrogancia hábil y recia
de continuar aquí en ti sin mas pólvora que el cansancio
sin mas que un mal aliento en mi boca
repitiendo de costado a un alado sin sombra
esta decrepitud sin vuelo
Ando de costado
Ando de vuelta
Ando solo muy solo muy solito
Hasta la perdición


DOMINGO DE RAMOS

(Ica-Perú) Poeta co-fundador del Movimiento Kloaka (1982-1984). Estudió Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado los libros: Arquitectura del espanto, 1988; Pastor de perros, 1993; Luna cerrada, 1995; Ósmosis, 1996 (Premio COPE de Poesía Petroperú); Las cenizas de Altamira, 1999; Erótika de Klase, 2004 (Premio de Poesía Erótica "Carlos Oquendo de Amat"); y Pastor de perros (Antología), 2006. Tiene inédito los poemarios Dorada Apokalypsis, Hotel Kalifornia y actualmente prepara sus obras completas para el Fondo Editorial del Congreso del Perú.
2009 publica su último poemario Dorada Apocalipsis. Intermezzo Tropical & Tranvía editores.Lima.

ORACION ANTE EL CADAVER DE ELVIS /Miguel Ildefonso


dios que habitas en los desiertos
en los espíritus perdidos por calles oscuras
conduce a este cuerpo inerte hacia su paraíso
no lo dejes caer en la tentación de volver
a la vida a los aplausos y las anfetaminas
si alguna vez lo viste en un bar totalmente
borracho y maldiciendo la suerte de su corazón
perdónalo porque nunca supo lo que hacía
si lo viste muchas veces hacer lo mismo
en miles de bares de Tennesse perdónalo
mil veces porque así como lo hicieron rey
murió muy solo
igual como murió tu unigénito en el Gólgota
yo sé que si lo oyeras bailarías sacudiendo
esa barba sureña y cimbreando tu pelvis
al compás del rock de tu cárcel infinita
dios todopoderoso creador de la música de los 50’s
oye esta oración que es la única que he compuesto


Miguel Ildefonso. Nació en Apolo, Lima, en 1970. A lo largo de veinte años ha escrito una sola obra que comprende libros de poesía y de narrativa. Los de poesía son: Vestigios, Canciones de un bar en la frontera, Las ciudades fantasmas, M.D.I.H., Heautontimoroumenos, Los desmoronamientos sinfónicos, Travesías (inédito) e Himnos (que aquí va a sus manos, lector). Los de narrativa son: El Paso, Hotel Lima y El viaje de Camilo. Ha obtenido premios como El Copé de Oro de Poesía, el Premio de Poesía “Luces de Bohemia” de El Paso University, el Concurso de Cuento de la Asociación Peruano Japonesa y el Concurso de Cuento Afredo Bryce Echenique. Ha vivido en Estados Unidos, y ha viajado por Chile, Argentina, Alemania y Francia.

DANTE’S READING / Roger Santiváñez

1.      Plegaria

Amo tu sonrisa de rosa sobre mí
Moviéndote eres un mar devastador
Que posee entera paradisíaca luz

En la penumbra densa & ligera
Brillas como del firmamento
La más lejana estrella sur

Monte deleitoso me das el dulce estilo
Ahora que el aire es leve brizna q’se mueve
& me abre las compuertas del deseo

Un ansia enferma mi corazón esmalta
Como a los arrozales el surtidor alcanza
O la neblina ciega el amanecer en Lima

2.      Aganipe

Esmeralda superficial cubre los cuatro
Puntos cardinales mi visión amplía se remonta
Utópica horizonte alucinado & el viento preci

Pita cadencia recurrente en mis oídos gigan
Tesco caracol a través del salino perfume el
Chapoteo feliz de rizada niña rubia por

La ingrávida sinrazón oh silueta cuántica
Adhiere espejos a millares bajo el sol candente
Ilumina a forro amanecer andino truqueado

La gaviota se pasea en mi delante & el dueño
Del ritmo sigue interpretando su canción inmóvil
Incesante marea que aluniza en el poema

                        & lo derrite



3.      Hipokrene

Repisas acuosas una tras otra surcos cobalto
Alfombras de espuma sucesivas brinca barroca in
Vasión atropellándose deglusión ourobórea máquina

Montubia albo impecable avanza & se resaca en
Ondular insomne su voz forjada al viento se re
Tuerce & superpone en infinita & alocada melódica

Rítmica reiterativa indescifrable rumores redi
Vivos redoble de tres tiempos helados en la ele
Vación que rápidamente se deshace renaciendo

Estruendo rock otra vez inusitada suavidad
Al llegar a su final despliega brevísimo silencio
De nuevo atravesado superpuesto recomienzo es

               Cuchar nunca va a acabar



[Ocean City, New Jersey, agosto de 2009. Estos poemas forman parte de un libro en marcha cuyo título provisional es  Roberts Pool Crespúsculos]

Roger Santiváñez (Piura, 1956) Surgido con la generación de los años 80. Eucaristía. Pertenece al movimiento neobarroco latinoamericano. Doctor en Temple University, Filadelfia (USA).

La dimensión erótica en la construcción de la nueva identidad. El caso de La Última Niebla de Maria Luisa Bombal.

Por José del Águila



“MI amante es para mí más que un amor, es mi razón de ser, mi ayer, mi hoy, mi mañana”.
- La última niebla
María Luisa Bombal (1935).




La abeja de fuego

            Pablo Neruda, alguna vez, la apodó “La abeja de fuego”. Fulgurante luminosidad cuyo lúdico vuelo atravesó velozmente la dimensión de lo real hacia lo onírico, buscando con su danza construir un mundo de fantasía y ensoñación.

En palabras de Bombal: “la última niebla está inspirada en haber tenido un amante que no tuve. La novela está basada en mi primer amor, que terminó a balazo limpio”.

            En efecto, en 1941, la abeja de fuego hirió gravemente de un disparo a su entonces amante, el anticomunista Eulogio Sánchez Errázuriz (su gran amor), aunque luego fue absuelta por la justicia; sin embargo, este hecho, la obligó a emigrar a Estados Unidos en 1942.

            Fuego con aroma a pólvora. Fuego como la esencia del lirismo que trasuda la poética que envuelve y compone el mundo de Bombal. Su estilo reúne la memoria visual con capacidad metafórica, y se nutre con el aporte vivido de los sentidos.  

Borges afirmó: “no se ha escrito ni se escribirá prosa semejante”. Su obra relativamente corta en extensión, se centra en personajes femeninos, en su mundo de ensoñación con el cual evaden la realidad. Su prosa poética, surgió en un medio literario donde imperaba el realismo y el criollismo.

La abeja de fuego introdujo, en la novelística chilena, el surrealismo, mostrando mundos inexplorados, como la naturaleza femenina, y plasmando modos narrativos consecuentes: simbólicos, sugerentes, imaginativos. Se le asocia con ser una precursora del realismo mágico cultivado por Rulfo, García Márquez e Isabel Allende, y asimismo, desarrolla su escritura dentro de la corriente de la novela sicológica, al estilo de Joyce, Wolf y Faulkner pero investida de un lirismo muy particular.

            Una de las características básicas de su lirismo es la búsqueda de la belleza en el ritmo de la palabra, un ritmo que se parezca a la marea. Se considera sobre todo una poeta que escribe en prosa. Ama la música clásica. Mozart es lúdico. Chopin es pasión y Beethoven es el sufrimiento, un drama que no se puede definir.

            Su literatura impone un criterio novedoso donde se nota cierto alejamiento de la concepción patriarcal del mundo y se abre una serie de cuestionamientos nacidos desde el espíritu femenino. El espacio narrado surge sólidamente estructurado, entrelazando íntimamente el plano de lo real con el de la fantasía, hasta crear una realidad ficcional de la que es difícil prescindir el mundo de los sueños.

            Podríamos concluir que en su concepción poética de la novela, Bombal alcanza el tono para exponer los conflictos sicológicos que viven sus personajes con la simple existencia. Maneja con destreza las situaciones, describiéndolas perfectamente y alternando vivencias que llevan implícito un hálito de gravedad con el idealismo más puro.

La última niebla y el imaginario femenino

La última niebla, nos relata la vida de una mujer que se casa con su primo, Daniel, convirtiéndose en el segundo matrimonio de éste. Viven en el campo y reciben la visita del hermano de su esposo, Felipe, su mujer Regina, y un amigo que resulta ser el amante de ésta. Así, la protagonista (innominada) se da cuenta que tal vez con otro hombre pueda liberarse, ya que vivía oprimida al modelo de la anterior mujer de su marido.

Una noche en un viaje a la ciudad ella decide caminar, recorre muchas calles hasta que se encuentra con un hombre que la lleva a su casa, desatándose una pasión instantánea. Luego de este hecho ella vive ensoñada en que su hombre volverá e incluso lo ve una o dos veces más, pero según sus declaraciones él está siempre a su lado.

Finalmente, siguiendo el ejemplo de Regina, decide tratar de suicidarse, sin los mejores resultados, aunque ello sirvió para que abriera los ojos respecto de su modelo de vida actual, prefiriendo la muerte a la opresión. Es así cuando se resigna a una vida rutinaria y a un matrimonio sin amor ni pasión.

Mediante esta historia, Bombal introduce el discurso de la poética del cuerpo, y en especial la eroticidad como eje central, con el fin de reivindicar una nueva forma de concebir el imaginario femenino. Sin embargo, ¿cómo podemos entender esta eroticidad si no analizamos primero el imaginario femenino que nos plantea la obra de Bombal? La construcción de este ideario está supeditada a una serie de factores que influyeron en su narrativa sobre todo por elementos vanguardistas que se encontraban en boga en la época en que desarrolló su obra primera, esto es la tercera década del siglo pasado.

Bombal resalta una concepción novedosa de la sociedad, rompiendo con todos los cánones establecidos y lleva a la mujer a ser el centro de toda su obra, escribiendo desde su intimidad para representar un mundo desconocido. Se enfrenta a un discurso que se caracteriza por una división clara entre lo masculino y lo femenino, poniendo de manifiesto una nueva representación de la mujer aún sin haber participado de los pensamientos feministas que comenzaban a gestarse de forma paralela.

Busca una nueva imagen de la mujer otorgándose un espacio íntimo y exponiendo sus propios dilemas. La mujer es abordada desde una nueva perspectiva donde deja de ser musa, para convertirse en personaje de una problemática que trasciende. Por ello, Bombal parte de la noción de que en sus textos encontraremos solo protagonistas femeninas que nos muestran una problemática distinta a la que trataban las mujeres de generaciones precedentes.

La abeja de fuego es la primera narradora chilena que objetiviza al otro masculino en términos sexuales y expone el placer/goce de la mujer, desligado de culpa a través del espacio corpóreo. Así, contrapone el terreno de la magia y del sueño de un mundo femenino con la brutalidad del mundo masculino.

Fue una de las primeras escritoras chilenas en resaltar la naturaleza íntima femenina con sus sentimientos más escondidos. En la última niebla, los protagonistas se reencuentran con su verdadera identidad en la búsqueda de afecto y comprensión e independencia como mujer.

Las temáticas de la mujer como un ser independiente, se abordan desde la perspectiva del amor, el fracaso, la sexualidad y libertad, pero siempre llevándolas al plano de la comunicación consigo mismas, a la estimulación de los deseos a través del juego que se desarrolla mediante la imaginación.  De esta manera, se advierte que el impedimento de la satisfacción de los deseos femeninos de forma manifiesta es lo que lleva a los personajes a desenvolverse en un mundo solitario, incierto y de reflexión.

En la última niebla se eclectiza el espíritu de vanguardia, corriente que predominó en la escritura de mujeres de las tres primeras décadas del siglo XX y que privilegiaba la interioridad, la vida espiritual y el alma como fuente de inspiración. Es decir, la autora, sin abandonar el espiritualismo, lo pervierte mediante una escritura en la que se recusa la tendencia de la crítica hegemónica. Es decir, la perspectiva de un yo femenino y su mundo interior contienen características de sesgo romántico, empero la posición desde donde el sujeto habla es definitivamente otra respecto de los textos anteriores a la obra de Bombal.

La escritura bombaliana se convierte en un engranaje, un devenir continuo de finalidades. La autora se sirve del lenguaje para intervenir desde su escritura el mundo posible, de tal modo, ello se vuelve un gesto de intervención político, una estrategia que no designa una identidad única, sino que revitaliza el devenir del otro: el del lenguaje.

De ahí la relevancia de la última niebla, pues es una escritura de ruptura. En el espacio de Bombal convergen los deseos de una tradición literaria que pretendía visualizar al otro, ejerciendo espacios de representación más allá de los límites impuestos por las estructuras decimonónicas.  

La dimensión erótica

         La última niebla contiene la esencia femenina, su confusión, la emoción como eje del ser; la inmanencia femenina en suma, se nos revela en la historia de este idílico sueño, de esta obscura ensoñación que atraviesa el alma de ciertas mujeres y es más real que todas las realidades que las rodean. Como ya se afirmó, esta femineidad acoge pureza, confusión, emotividad, características que han sido relevantes desde que el patriarcado sustente la jerarquización de su lugar respecto de la mujer.
        
Ahora, si bien la escritura de Bombal contiene vínculos con la tendencia que predominó las primeras tres décadas del siglo XX en la narrativa de mujeres; sin embargo, no se emparenta con el criollismo. La imposición de la estructuración patriarcal a las escrituras de mujeres por el relato moderno impone la separación entre la esfera privada y pública, la razón contra la intuición, la sensibilidad y la exploración  de la conciencia.

         La modernidad que privilegió el progreso construye un mundo femenino asimilado a ésta, pero lo excluye del sistema de poder y dominio: el logos. La escritura para las mujeres se convierte en un acto de rebelión, construcción de identidad. De esta manera el pensamiento femenino de vanguardia responde a la idea del espacio de producción íntima y de reflexión que aporta Bombal con sus personajes. Según Helene Cixous, la escritura es un espacio de libertad donde se puede pensar la diferencia sexual.
        
Esta diferencia sexual es abordada por la dimensión erótica, el cual por su carácter individual adopta la forma de cada persona que posee. Allende el impulso sexual, el erotismo tiene algo más, y ese algo constituye su esencia.

En la última niebla, la mujer escapa de la rutina de un matrimonio que merma su autoestima mediante la consolidación de un deseo. Al aceptar su cuerpo y superar el pudor, concretiza su deseo al conocer un amante y empieza a tejer una ensoñación teñida por la niebla, hasta que su fantasía concluye radicalmente, cuando se da cuenta de que su amante simplemente es un fantasma. Entonces se resigna a su monótona vida y a un enlace matrimonial sin pasión y sin amor.

En el texto, el erotismo no está en la dimensión con el esposo, sino en relación con el amante, a quien ella no ama. Se define el acto sexual como erótico y no como simple sexualidad cuando es liberación de conciencia que se produce en ella, aceptación de su cuerpo, fuerza de una relación que se compone de intimidad, individualidad y femineidad, fuerza limitada por un marido que no la desea y que le recuerda a su primera esposa muerta. Entonces surge una idea principal: la frustración en los personajes femeninos, en este caso, la protagonista innominada y Regina. Al superarse la frustración se conforma el erotismo.

Aquí radica la relevancia del erotismo. Ambos personajes femeninos tienen relaciones sexuales con sus cónyuges, sin embargo, se sostienen en matrimonios “falsos”, colmados de apariencias. Sienten el vacío de un plano en sus vidas, lo cual genera frustración y problemas de autoestima. Ese “algo” que da el erotismo es el elemento que complementa el sentido de una sexualidad que por sí sola no nos diferencia de otras especies.

Otro aspecto importante en lo erótico es el reconocimiento de los cuerpos. La sexualidad necesita de una genitalidad sin compromiso, que no implique un reconocimiento (reconocimiento que lleva a la identificación, ergo, a la aceptación del otro como una individualidad). Por ello, en la obra se describe físicamente a los amantes con los cuales los personajes femeninos concretizan su erotismo, mas no así a sus maridos.

Este reconocimiento es central para comprender cómo el erotismo contribuye a la construcción de la íntima individualidad y la nueva identidad femenina. Son los amantes con quienes disfrutan una pasión real, aquello que permite que el personaje femenino innominado y Regina se reconozcan así mismas y, de esta manera, desarrollen su personalidad a través de la individualización del goce, pues como afirma Barthes en el placer del texto: el placer es particular, más el goce es singular. Esta singularidad, crea un diálogo reconociéndose primero como individuo-mujer, logrando un mayor estado de comprensión en el “otro” y en sí mismos. Es el reconocimiento de esta “otra individualidad” lo que permite a la mujer de la última niebla, reconocerse a sí misma, saberse mujer.

BIBLIOGRAFÍA

BARTHES, Roland              El placer del texto y lección inaugural. Editorial Siglo XXI. 13º Edición. Madrid. España. 1996.

BOMBAL, M. Luisa              La última niebla. La amortajada. Editorial Biblioteca de Bolsillo. 2 Edición. Barcelona. 1990.

BOMBAL, M. Luisa               Testimonio Autobiográfico basado en una serie de entrevistas realizadas por Lucia Guerra y Martín Cerda. 1979. http://www.letras.s5.com/bombal1.htm

EL MUNDO                           Diario Libre. Cultura.
 María Luisa Bombal, la delicadeza a balazos.  http://www.elmundo.es/papel/2006/12/16/cultura/2061974.html

ESPINOSA, Patricia            La última niebla de María Luisa Bombal: excentricidad, desacato y eroticidad en el devenir identitario femenino.
                                               http://www.scielo.cl/scielo

MOI, Toril                               Teoría Literaria Feminista. Editorial Cátedra. Madrid. 1988.

PAYNE, Michael                   Diccionario de teoría crítica y estudios culturales. Editorial Paidos. 1 Edición. Buenos Aires. 2002.

NADJA Y EL CONCEPTO DE LA MUJER EN EL SURREALISMO

Por José del Águila


NADJA Y EL CONCEPTO DE LA MUJER EN EL SURREALISMO


“El problema de la mujer es lo único maravilloso
 e inquietante que en el mundo existe”[1]
A. Breton

1.                 La erótica del surrealismo

Desde la visión del surrealismo, el mundo es solo una parte de la realidad que el ser humano percibe. Sin embargo, existe una realidad oculta, poblada de sueños, que aviva el inconsciente y nutre la fantasía. La percepción de esta realidad no puede efectuarse por lo medios habituales del conocimiento. Se necesita una superación de aquellos límites impuestos por la lógica binaria y la tradición. Un mundo que rompa con las fronteras entre lo subjetivo y lo objetivo, la locura y la razón.
        
Dentro de estas distintas formas de expresar un contenido, la visión del universo femenino creada por el escritor surrealista corresponde a la idea de mujer más aparente que real, una mujer encerrada en una esfera donde se construye una ser mágico, mítico, que rompa con el concepto evocado por los poetas románticos, una imagen femenina irreal, de ensueño, separada del mundo existencial y capaz de ser utilizada libremente como el objeto poético más puro.

La idea de la mujer-musa es clave en el surrealismo. Tiene la capacidad de estimular y provocar la creatividad del hombre surrealista. Por su visión concéntrica, su sentido trascendente y su ausencia de visión lógica, la mujer ayuda al hombre a sacudirse del mundo racional y a abrirse a un mundo de fantasía e imaginación.

Sobre todo en Dalí y Breton se halla el poder constante que tiene la mujer como inspiradora del hombre. Dalí sublima a Gala hasta convertirla en el eje de su vida y de su obra, hasta simbólicamente utilizar su firma unida a los dos y, Breton dedica a Nadja en Arcane 17[2] una de las frases más bellas acuñadas por el poeta francés: “Cuado la suerte te trajo a mi encuentro, la mayor oscuridad reinaba en mí y puedo decir que en mí se ha abierto esta ventada”
                  
         La idea del amor ensalzada por el surrealismo es el summum mediante el cual se realiza mejor la función de esa mujer ídolo de pasión y objeto erótico, facetas de un  mismo sentimiento magnificado por los surrealistas.

         Esta concepción fue expuesta fundamentalmente por Breton en Nadja (1928), y también aparece en la mayor parte de texto del grupo definido por la simbiosis de lo material y lo espiritual, que logra conformar el amor sublime, aspiración máxima del amor surrealista. De esta manera, aquella mujer que lo encarna asume la total libertad para entregarse de modo exclusivo al otro y alcanzar la unión total.

La re valoración de la mujer al cual apela el surrealismo, por intolerante que parezca para ciertas percepciones, ya ha marcado un derrotero único. Los surrealistas rechazan reducir el acto amoroso a un simple gesto, inversamente, lo harán depender de todos los modos de expresión, y de las más altas funciones del espíritu.
                  
                   “Nosotros reducimos el arte a su más simple expresión, que es el amor”, exclamaba Breton, para quien lo “convulsivo” deviene en el concepto mismo de la belleza. Como simple afirmación de las cosas, la historia del arte no había cesado de limitar el amor a una representación netamente simbólica, empero el surrealismo, tiene a someter la creación artística al dictado del inconsciente, otorgándole los matices mismos del éxtasis, tal como lo definiría Dali “estado vital de la lucidez ciega del deseo”.

La erótica del surrealismo tiende a identificar el dictado del deseo con el del inconsciente, a hacer el amor un equivalente del sueño más bello que está en el origen de toda creación, y por ello mismo, su función está en transformar el acto de amor en un acto divino.

Sin embargo, no hay que olvidar que a veces las mujeres surrealistas eran vistas como un objeto, ya lo afirmaba Leonora Carrington (compañera sentimental del pintor Max Ernest): “ser una mujer surrealista quiere decir que eres la que cocina la cena de los hombres surrealistas”.
Estos conceptos se encuentran confirmados por los estudiosos y sobre todo por las feministas americanas, que tienden a decir que los surrealistas eran machistas, pero no obvian que al mismo tiempo, fue un movimiento en el que hubo muchas mujeres implicadas cuyas obras se publicaron también en las revistas surrealistas.

2.                 La mujer surreal en el universo de André Breton.

A diferencia del futurismo, que reclamaba la desaparición de la mujer al tiempo que abogaba por su educación en igualdad de condiciones y el derecho al voto;  los surrealistas, como ya se advirtió, influenciados directa o indirectamente, por políticas de separación, consideraban a la mujer como musa, inspiración como objeto-sexual a disposición de la imaginación de y deseos masculinos.

Las referencias en el Primer y Segundo Manifiesto Surrealista, publicados por Breton en 1924 y 1929 respectivamente, respecto de la mujer son breves pero muy significativas: éstas son celebradas por su “arrebatadora belleza”, mientras que a los hombres se les asigna la función de “señores de las mujeres y del amor”, en palabras del autor de “Nadja”: “¿acaso lo esencial no es que seamos dueños de nosotros mismos, y también, señores de las mujeres y del amor”.

De esta manera, se observa que los artistas surrealistas consideraban a la mujer como “compañera de ruta”, “objeto de estudio”, “seres que habían venido al mundo para ser redescubiertas por los hombres”, “enigmas que debían ser descifrados”,
    
Si bien el hombre desea conquistar y descubrir a la mujer, Breton se cuestiona: ¿realmente ella desea ser conquistada? Así podemos advertir que en “Nadja” la protagonista del mismo nombre resume en su persona el azar, los encuentros casuales, el descubrimiento de lo desconocido, y ésta llega a exclamar: “Eres mi dueño, no soy más que un átomo que respira en la comisura de tus labios…”, palabras que por supuesto, el autor a puesto en boca de mujer.

Asimismo, en Poisson Soluble la mujer es tratada como objeto sexual, mujer cosa. En L’amour fou, inspirada en Jacquieline Lamba[3], el azar, el encuentro, el amor, la naturaleza y los personajes mitológicos y de leyenda están enlazados a la idea que el autor tiene del sexo femenino. En Arcane 17, se producirá curiosamente un cambio en el tema analizado: se deja atrás a la mujer musa, e incluso también esa mujer polarizada de amor virgen y niña, mujer objeto erótico y mujer fatal, y pasamos a un Breton maduro, para quien el mundo no puede ser concebido sin la inclusión de ambos sexos, el femenino y el masculino, puesto que el orden mundial quedaría vació de contenido sin las aportaciones de ambos”



3.         El caso de “Nadja” y la mujer surrealista

“Nadja” fue escrito por Breton en 1928. Es un libro singular que se escribe como un informe médico, que quiere ser un documento y también un documento de vida, y una novela autorreflexivao una metanovela. Nadja, el personaje, traza la figura del encuentro fortuito, del azar, del amor, de la libertad, es decir de lo incondicionado, de la visión de lo momentáneo y sobreviviente, y de la locura.
Así con “Nadja”, Bretón intenta desentrañar la dimensión de la locura en tanto configura líneas de sentido que posibilitan el cruce de la surrealidad con la vertiente de la inspiración poética del pensamiento idealista.
La particularidad de la dimensión demencial presente en la obra es vislumbrada principalmente a través del trazado del encuentro fortuito, de la visión de lo momentáneo y de la propuesta de libertad presentes en el personaje Nadja. El libro propone un modelo de mundo singular, cercano y lejano a la vez de la experiencia ordinaria, donde el azar y el don visionario juegan un papel importante; y otro, más extraño, donde la locura es un dato de la realidad.
En este sentido interesa adentrarse en la ciudad, específicamente en la calle, identificándola como aquel espacio de  la realidad donde se vuelve posible acceder a la experiencia del amor y de la belleza como antesalas de la libertad creadora y del ilimitado campo de la locura.
Lo interesante es que esta experiencia demencial le es revelada al narrador de esta obra no sin antes plantearse el tema de la identidad y de su diferenciación como paso necesario para la revelación de su tarea dentro del mundo
La inquietud inicial del narrador por encontrar ese rasgo diferenciador que le permita responder a la pregunta ¿Quién soy? le remitirá indefectiblemente a la fuente diferenciadora por excelencia: el otro.
Es a  través del encuentro con Nadja y de su paulatino develamiento, la forma en que el narrador irá desentrañando aquella diferenciación que le permita revelar el mensaje que le está encargado entregar a sus semejantes.
Sin duda, este mensaje correrá por las vías de la propuesta de la surrealidad: la figura del encuentro fortuito, del azar, del amor, de la libertad, es decir, de lo incondicionado, de la visión de lo momentáneo y sobreviniente, y de la locura, rasgos que Bretón habría emblematizado en dos libros anteriores:
Ahora bien, el narrador, junto a Nadja con la cual lleva a cabo diversos recorridos por las calles de París, aprenderá  a asir un mundo donde cada acontecimiento se revestirá con la apariencia de señal por lo que se verá obligado a multiplicar su atención a los hechos palpables a través de sus sentidos, ya que serán éstos los que le permitan un acercamiento con dimensiones ocultas de su inconsciente.
Los recorridos por ciudades como ésta junto con París parecen ser la condición necesaria para la aproximación, a veces obsesiva, en el oscuro fondo de las miradas de sus habitantes. La fijación en los ojos de Nadja constituye una ventana hacia la visión de aquellos aspectos que escapan a la cotidianeidad: “¿Qué es lo que tienen de extraordinario estos ojos? ¿Acaso hay en ellos reflejos simultáneos de oscura miseria y de luminoso orgullo?”.
Nadja poco a poco se convierte en la fuente inspiradora de André, éste aprehenderá de ella las experiencias súbitas de lo extraordinario y el aliento de libertad: “Consideré a Nadja desde el primero al último día, como un genio libre, algo así como uno de esos espíritus del aire que determinadas prácticas de la magia permiten momentáneamente vislumbrar pero nunca someter a sus designios”.
En este punto, Nadja como el alma errante que sólo se vislumbra sin posibilidad de retener,  introduce el tema de la libertad. Nadja se mueve fuera de los límites de la temporalidad para interrogar a André sobre su reclusión en la cárcel, la que podríamos interpretar con la carga simbólica de las ataduras de la razón: “Pero, dime,  ¿por qué tienes que estar prisionero? ¿qué habrás hecho? Yo también he estado en la cárcel. ¿Quién era yo? Hace siglos. Y entonces, ¿tú quién eras?”. Esta interrogante remite al ámbito de lo demencial en tanto revela un alejamiento del campo de una racionalidad reconocible.
Nadja se sitúa en la perspectiva de la locura reflejándola como un estado, como una manera de comportarse basada únicamente en la intuición más pura, en la libertad como completo desencadenamiento:
La intuición de Nadja, como base de su comportamiento, determina también la noción de amor que transmite la obra. Nadja propone el amor en el sentido de su unicidad e improbabilidad: “Es posible que no haya estado a la altura de lo que Nadja me proponía. Pero, ¿qué me proponía? No importa. Sólo el amor, en el sentido que yo lo entiendo –misterioso, improbable, único, confundidor e indudable amor-, el amor, en fin, a toda prueba”.
Estos rasgos perturbadores derivados del principio intuitivo emanado por Nadja no sólo afectan a la noción de amor sino también a la inspiración creadora, tema especialmente apreciado por Bretón para su concepción surrealista.
 Nadja” finaliza con una frase: “La belleza será CONVULSIVA o no será. Para entender esa concepción estética formada por el binomio belleza – convulsiva, debemos precisar primero qué entendemos poR convulsivo, el cual oficialmente se define como aquello producto de una convulsión, es decir, surgido de un estado de fuerte agitación o de gran excitación.

Ahora bien, Breton nos remite a este estado anímico para justificar la validez de la belleza únicamente cuando ésta contenga un carácter que conmueva, que logre destruirnos, que nos devele un mundo desconocido, irreal, mágico donde las reglas del mundo objetivo racional no existan, llegando a la explosión de lo consciente donde lo único que prime sea la primera pulsión que nos revele lo maravilloso, por más dolorosa que sea.

En ese sentido, advertimos que esta conmoción se encuentra reflejada en el amor que el narrador protagonista siente por Nadja, un amor que transgrede todos los prejuicios estéticos, un amor que lo sacude como una tren que tironea en la estación de Lyon, y un corazón humano, bello como un sismófrago (pag. 119).

He aquí tal vez donde mejor se resume el eje temático del texto, contar una historia de amor-locura que vaya en contra de todos los convencionalismos existentes, donde el binomio yo-tu (aquél entre el hombre creador y la mujer pasión musa) se funda en un solo acto poético, aquél, como sentencia Breton, el del único amor, el que soporta todas las pruebas.
                  
Bibliografía

Breton, André. “Nadja”. México. Edit. Joaquín Mortiz

Benayoun, Robert: “Introducción a la erótica del surrealismo”.

Caballero Guiral, Juncal. “La mujer en el imaginario surreal. Figuras femeninas en el universo de André Breton”.


Durozoi. G & Lecherbonnier. “El surrealismo”. Madrid. Ediciones. Guadarrama, 1974

Nadeau, Maurice. “Historia del Surrealismo”. Barcelona. Edit. Ariel S.A. 1972

Passeron, René. Enciclopedia del Surrealismo. Barcelona. Ediciones Polígrafa. S.A.

Rodriguez-Escudero, Paloma.



[1] A. Breton: Segundo Manifiesto del Surrealismo en Manifiestos del Surrealismo, Madrid, 1974, p.228.
[2]  Arcane 17. Obra poética escrita por Breton en 1945 cuando acaba de regresar a Francia tras su exilio en Estados Unidos durante la Guerra Mundial. En esta época se interesa por el ocultismo.     
[3] Breton se casó con Jacqueline Lamba en 1934. Fue una artista que buscó el desarrollo libre de la pautas del surrealismo y de su sectario marido como líder de ésta vanguardia. Sus desavenencias con Breton, hicieron que Jacqueline lo abandonara y escapara con uno de los mejores amigos de éste, el escultor David Hare. El autor de Nadja se hundió en una terrible depresión y su vanidad quedó por los suelos.